Casting: Astoria Malfoy

~~• ¿Qué personaje quieres tomar?

Astoria Malfoy Greengrass




~~• ¿Porqué quieres tomar el personaje?

¿Por qué Astoria? Bien podría comenzar con la historia que doy cuando me presento en algún foro de Fanfic, pero siendo que este un foro de Rol, cambiaré un poco.
Antes que nada, Astoria me parece un personaje muy interesante y complejo a la vez, ya que no sabemos mucho de ella, pero alguna buena razón debió de tener Rowling para convertirla en la esposa de Draco.
Por esa razón mi pasión es escribir Fanfics sobre ella, desde sus años en Hogwarts hasta su matrimonio con Draco.
Además de que la pequeña descripción que dan de ella en los "Personajes Cannon" me gustó, coincido en la mayoría de los puntos por no decir que en todos: Ama a su familia, ama a Draco a pesar de que los casaron por obligación, es celosa y de armas tomar cuando algo no le parece.
Sencillamente y para no alargarme más; Astoria es mi personaje favorito de la Saga y llevo buen tiempo buscando un Foro activo, cannon y de buen ver donde pudiera interpretarla.



~~• ¿Qué situación de rol interpretaras?

Celos:
Pretendiendo leer un libro mientras su esposo y Pansy charlan de "algo" en el jardín.



~~• Prueba de rol

Astoria se encontraba leyendo un libro en la sala de su casa, justamente sentada en ese sofá blanco que curiosamente quedaba con una vista privilegiada hacia los jardines de la mansión. Sus ojos verdes recorrían una y otra vez con pereza las mismas lineas de aquel texto que por alguna razón no entendía, o mejor dicho, no le interesaba entenderlo.

Suspiró y dándole la vuelta a la pagina, sin siquiera haber leído nada de lo que ahí estaba, enfocó su vista hacia la ventana. Comúnmente le gustaba que las cortinas estuvieran cerradas, pues le disgustaba que a esas horas el sol golpeara precisamente ahí y la encandilara, pero en esta ocasión era diferente.

En esta ocasión prefería eso a perderse detalle de lo que acontecía afuera. Quizás no podía escuchar, pero si llegaba a ver algo extraño, por más pequeño que fuera, no dudaría en salir a defender lo que era suyo. Porque sí, Draco era suyo y no le gustaba ni una pizca que anduviera con tantos secretos con Parkinson.

Sabía que algo se traían esos dos, pero no tenía idea de que podría ser; de lo que si tenía idea era de que algo iba a salir mal, muy mal, por eso se mantenía alerta, porque no quería que ese "mal" afectara a su familia.

Chasqueó la lengua a notar que tanto su esposo con Pansy seguían charlando con calma, él cruzado de brazos, ella gesticulando más de lo necesario.

Suspiró y dejando a un lado ese libro del cual ya ni recordaba el nombre, tronó los dedos y volteó a ver hacia su izquierda; en donde con un sordo «¡crac!» apareció un pequeño elfo domestico de grandes ojos amarillos.

—Llévales algo de tomar —ordenó, entrecerrando los ojos un poco para mirar de reojo hacia donde seguían aquellos dos.

La criatura desapareció para acatar la orden y ella volvió a tomar el libro, abriéndolo en una página al azar; sin embargo, antes de que continuara con su falsa y perezosa lectura, su esposo se hizo presente en la sala. Draco no le dijo ni media palabra, solo pasó de largo para sentarse en un sofá frente a ella, quedándose por unos instantes con aire pensativo.

Astoria arrugó su nariz con algo de molestia, ¿qué a caso no le pensaba rendir cuentas?, ¿decirle algo de lo que estaba planeando? Al parecer: no. ¡Bah! Así era Draco, pero ya encontraría la forma de saber lo que estaba ocurriendo. Tarde que temprano se enteraría.

Dirigió nuevamente su vista hacia el libro, pero nuevamente su lectura se interrumpió por una pequeña risa.

—¿Qué se supone que haces? —le preguntó su esposo, sin disimular su gesto de burla.

—Leo —contestó Astoria, levantando la barbilla con altanería.

—¿Al revés? —preguntó escéptico y enarcando una ceja como solía hacer, aunque sin perder la expresión burlona.

Astoria miró el libro y comprobó que era cierto. Rodó los ojos ojos de forma despectiva y dejó el libro de lado.

—Iré a supervisar que ya estén preparando la cena —sentenció, levantándose con delicadeza para abandonar el lugar a pasos cortos pero veloces mientras sus mejillas se teñían de rojo.

En ocasiones no, después de más de veinte años de matrimonio, no entendía como podía pasar esas vergüenzas por no saber disimular los celos. Podía regalar sonrisas estando mal, podía aparentar que se divertía aunque se estuviera muriendo de aburrimiento, pero no podía disimular que leía un libro cuando por dentro sentía celos por Draco. No, los celos por Draco eran otra cosa, algo que solo era superado por el amor que le tenía a ese hombre y a su familia.