Por lo menos un fin de semana de relax [Bellatrix]

Paz... Paz... Quietud... Algo de tranquilidad ¡ya era hora...! Christofer estaba totalmente estirado sobre su gran cama en su habitación de la mansión Malfoy. Ya había almorzado y era la media tarde... No tenía demasiado que hacer a decir verdad y por eso disfrutaba... De estar en el colegio seguro estaría estresado controlando a niños de primero y segundo en sus tareas como Prefecto, haciendo deberes, u otras cosas... Pero por lo menos ahora podía vagar cuanto quería...
Su gato blanco, Anton se subió a la cama maullando, reclamando su cariño... El solo hecho de pensar en eso... En alguien reclamando su cariño lo hizo carcajear un poco... Los eventos de los últimos tiempos y su debate entre Lyssander y Fryda también lo tenía demasiado estresado... Pero esperaba poder olvidarse de eso aunque fuera por un fin de semana, acarició un poco la cabeza del felino mientras éste disfrutaba de los cariños. El joven miró distraídamente por la ventana y allí, en una jaula de vidrio, cerca de la misma, había una gran serpiente color gris acero... Una mamba negra llamada Alexia... Su otra mascota aparte de Anton. Y con la que practicaba aquel dialecto secreto que solo él sabía que podía hablar... Se acercó a la jaula y abrió la tapa de la misma, con un movimiento de su varita hizo aparecer un pequeño ratón que comenzó a correr en el interior del pequeño espacio... La serpiente se acercó al roedor y con una rapidez fulminante le clavó sus colmillos venenosos... La criatura murió al instante, comenzó a engullirlo lentamente mientras Christofer la observaba con fijeza... Era en cierta manera una forma de cazar hermosa y eficaz... Casi sin pretenderlo, como si su subconsciente lo dijera, sentenció en pársel para con el reptil:
- Bien hecho, querida...

Bellatrix Lestrange acababa de discutir y acordar algunos puntos con su sobrino sobre el regreso del Señor Tenebroso y los planes a seguir. Draco como siempre había tomado las cosas con calma, con tan poca devoción a la causa que la enfermaba; su sobrino debería de estar saltando de felicidad ante aquello, pero no era así, nunca lo era... por eso no dejaba de dudar que pese a que el hombre hubiera revivido a su Señor, había algo que no la convencía del todo sobre su lealtad.

La mujer resopló de mala manera, apartando algunos mechones de su cabello que caían sobre su rostro. Quizás era hora de regresar a la Mansión Lestrange, aunque ahí no tenía nada que hacer. Le aburría enormemente el sentir que pese a estar viva y fuera de Akzaban no tenía la libertad de andar por ahí aniquilando muggles como tanto disfrutaría... No, no podía pues eso pondría en peligro los planes de su señor. Habían pasado más de veinte años en los que ella había permanecido en el anonimato esperando aquel momento y no lo arruinaría solo por la impaciencia de acabar con impuros.

Suspiró y observando en el corredor varios cuadros pintados por la esposa de su sobrino, se le ocurrió que a lo mejor su sobrino-nieto estaría en casa y tal vez podría hablar con él. Christofer era muy diferente a su padre, el joven si tenía entusiasmo y mostraba un ferviente interés por ser parte del circulo del Señor Tenebroso, no por nada ella le había dado a cuidar uno de los pilares que habían traído de vuelta a su Lord... Al parecer la sangre Malfoy se mejoraba con las generaciones... El incompetente de Lucius... luego su sobrino Draco que tenía sangre Black, ya algo más apegado a la causa y dispuesto a arriesgarse por ella... y finalmente su sobrino-nieto Christofer, que además de sangre Black tenía sangre Greengrasss, y era un devoto de la causa.

No es que tuviera nada contra los Malfoy, al contrario, eran una respetable familia con una linea pura e intacta; actualmente se diría que eran familia con la sangre más pura de Gran Bretaña, pero había que reconocer que no se distinguían por ser fieles a los ideales de la pureza... más bien se distinguían por ser fieles a sus propios intereses. ¿No había sido Lucius quien había negado al Señor Tenebroso diciendo que lo habían manipulado con un Imperio? ¿No había sido Draco el que había jurado que solo había obedecido las ordenes porque amenazaban con matarlo a él y a su familia? Incluso su hermana había mentido por el bien de su hijo... No, no, no, había que vigilarles de cerca y de eso se encargaba ella. Sobre todo de influenciar a los hijos de Draco y Astoria para que en un futuro no muy lejano fueran dignos y orgullosos mortífagos. Bien decía ella que no había más honor que aquel, si ella hubiese tenido hijos estaría encantada de que cada uno de ellos le sirviera a su Señor.

Dirigió los pasos a la habitación de Christofer, pasos lentos y calmados, un pie en frente del otro; moviéndose con un suave contoneo mientras su barbilla estaba en alto y sus parpados caídos en una expresión de aburrimiento. Llegó a la puerta del cuarto y apenas se dignó a dar tres golpes suaves para después llamar una sola vez:

—¿Christofer? —dijo con voz clara, esperando por una respuesta. Era fin de semana, quizás el chico andaría afuera con sus amigos, ya fuera con esa hermosa novia rubia que tenía o la otra amiga castaña que pese a ser una Parkinson caía en su gracia.

Chris, absorto como estaba al hablar en pársel con la serpiente y al observarla, no notó en un principio que llamaban a la puerta, hasta que, después de un rato volvió a la realidad y escuchó que lo llamaban... Reconocía la voz... Era su tía abuela Bellatrix... Bueno, más que tía abuela parecía ser solo tía, dado que, a diferencia de su abuela no se encontraba avejentada ni nada que se le pareciera.... Por el contrario, había vuelto a ser una mujer de edad madura, y ahora que sabía lo de lord Voldemort, Chris lo entendía más que bien...
Se acercó a la puerta y la abrió, en efecto era su tía... Sonrió un poco al verla... Bueno, decían que Bellatrix daba miedo... Si, eso nadie lo dudaba, cuando perdía los estribos era aterradora, pero por suerte Christofer no era de aquellas personas que hacían que la mujer perdiese los estribos con frecuencia, por lo contrario, sabía que, en cierta manera de toda la familia Malfoy a él era a uno de los pocos hacia los que ella demostraba cierto grado de "afecto" por así decirlo. Se hizo a un lado para que la mujer entrase a la habitación. A diferencia de lo que uno podía pensar, la misma estaba bien ordenada y limpia, y no por mano de los elfos domésticos, ya que Chris era un chico bastante ordenado y pulcro y le gustaba tener todo perfecto.
- Hola tía... Perdona la tardanza, estaba alimentando a Alexia...- señaló la serpiente en la jaula de vidrio a un costado.

La puerta se abrió ante ella justo antes de que pensara en irse. Escuchó la respuesta de su sobrino por su pequeña tardanza en contestar y esbozó una muy pequeña sonrisa. Sí, su sobrino-nieto era una de las pocas personas que entraba en la lista de... de algo debía de ser aunque no tuviera nombre. Lo importante es que ese chico rubio tenía, hasta cierto punto, la confianza de Bellatrix, más confianza de que tenía Draco por parte de la bruja; no por nada se había tomando la libertad de dejar al cuidado de Christofer el anillo de serpiente que era tan importante para su Señor.

—Está bien, Christofer —contestó la mujer, entrando a la habitación del chico. Era, honestamente, un lugar agradable y arreglado; al menos podía decir que los Malfoy se distinguían por ser ordenados o por lo menos la mayoría de ellos.

Con paso lento se acercó a la ventana para contemplar en la jaula de vidrio a una gran mamba negra. Era una serpiente bella, se podía decir que estaba entre sus criaturas favoritas; de hecho, todas las serpientes eran de su agrado. Podía recordar a la perfección el día que Chris se había hecho dueño de aquella serpiente, quizás ella no estuviese en el viaje que hicieron pero podía imaginar perfectamente la escena que le describía una y otra vez Maddeleine sobre como su hermano mayor había salido con esa serpiente sobre los hombros. En aquella ocasión no había podido evitar pensar en su amo, quien solía llevar a la antigua Nagini de esa manera. Se podía decir que ese día su sobrino-nieto había ganado más puntos para con ella.

La mujer se apoyó en el marco de la ventana con naturalidad y volteó a ver al joven Malfoy que ahí estaba.

—¿Y que tal todo, Christofer? —preguntó con voz calmada y serena. Era una pregunta muy general, muy casual, quizás para luego comenzar a hablar de cosas más importantes como la misión que el Señor Tenebroso les había asignado a él y a la chica Parkinson.

Christofer se sentó en la cama, donde se encontraba acurrucado su gato blanco y le acarició suavemente la cabeza mientras reflexionaba en que respuesta darle a su tía abuela sobre esa pregunta... ¿Qué tal estaba todo? La respuesta a eso podía ser bastante amplia sin duda... Pero, bajo ningún concepto esa respuesta era positiva... Con el lío que sentía su corazón entre Lyss y Fryda no se encontraba para nada bien... Sin embargo sabía que, quizá ese no fuera un tema del cual hablar con la mujer frente a él... Después de todo Bellatrix nunca se había caracterizado por involucrarse en la vida sentimental de sus allegados y, honestamente, Christofer no le conocía demasiada vida sentimental a la mujer más allá de la ferviente devoción y prácticamente amor que le profesaba al Señor Tenebroso.
- Bueno... digamos que bien...- dijo el joven aunque no demasiado convencido de lo dicho... Pero no tenía porqué decirle lo que verdaderamente pasaba ¿o sí? Después de todo eran simples cosas de adolescentes, no se lo había dicho ni siquiera a su propia madre... Era mejor hablar de "negocios" por así decirlo... Como el encargo de lord Voldemort. - Ésta mañana le mandé una lechuza a Fryda preguntándole si ya estaba preparada... Seguramente mañana o a más tardar pasado mañana podremos salir para el norte por fin...
Suspiró... ¿Tenía miedo de la tarea asignada? Para nada... Pero si temía algo era que algo malo le sucediese a su compañera. Cuando se ofreció de voluntaria, recordaba que sentía que se le caía el alma a los pies... No quería ponerla en peligro... Pero lo hecho, hecho estaba y no podía remediarse.
Alexia observó a Bellatrix dentro de su jaula y acercó su cara a uno de los lados de vidrio de la jaula para poder observar un poco mejor, como con curiosidad, el chico se incorporó de la cama para volver cerca de la jaula, quedando enfrente de su tía.. La serpiente, al sentirlo cerca, apartó su mirada de la mujer y ahora observó a su amo, eso le sacó una sonrisa al joven... Esos animales eran tan incomprendidos... La gente creía que no sentían, que no eran como los gatos o los perros, cuando en realidad también lo hacían. El chico abrió la jaula y extendió el brazo metiéndolo en ella, el ofidio comenzó a moverse y empezó a enroscarse en torno al fuerte brazo del joven en toda su extensión hasta que la cabeza del animal quedó prácticamente a la altura de su hombro... Anton miraba la escena desde la cama como con cierta desconfianza.

La mujer se cruzó de brazos y observó con algo de aburrimiento al joven, pero antena a cada detalle. Escuchó sus contestaciones y notó algo extraño; algo no estaba bien... ¿Titubeaba? ¿Sería acaso de Chris se estaba arrepintiendo de servirle al señor tenebroso? ¿Se estaba echando para atrás? ¿Que era eso que se estaba colando en las palabras de su sobrino? Ella no era tonta, al contrario y además era muy observadora, no se le escapaba nada... por eso sabía que algo estaba mal con Christofer y necesitaba saberlo.

Bellatrix había depositado demasiada confianza y varias esperanzas en él como para que el chico a estas alturas del partido resultara ser como su padre. ¿Sería eso? ¿Sería que Christofer tenía miedo ahora? ¿La emoción se había ido? ¿Sería como su padre cuando le asignaron la misión de matar a Dumbledore? Esperaba que no.

Abrió los ojos para poner más atención y dejó que el actuara, que hablara y que se expresara para tener más seguridad de que sus pensamientos no estaban mal infundados. Al menos hasta que él se acercó y la serpiente que estaba a su lado se movió en su prisión de cristal, los oscuros ojos de la Mortífaga se clavaron en ella.

—Son criaturas majestuosas, no cualquiera las sabe valorar... su astucia, su independencia, su belleza... son perfectas —comentó perdiéndose por unos segundos en la serpiente, para luego voltear a ver a su sobrino con fijeza—. ¿Sabes, Christofer? Yo siempre le dije a Cissy que si hubiera tenido hijos hubiera estado muy orgullosa de que le sirvieran a mi señor —comentó, levantando el mentón del chico para que la mirara—, eres mi orgullo, no me vayas a fallar —pidió, aunque más bien parecía una orden o una amenaza.

La mujer escudriñó un poco más en la expresión del joven Malfoy y al no soportar más la duda que crecía en ella a par de la desconfianza, preguntó:

—¿Qué pasa, Christofer? —preguntó, agarrando el mentón de su sobrino con fuerza para que la mirara directamente y no le mintiera. Si era necesario usaría la legeremancia para saber que era lo que estaba afectando a su sobrino en esos momentos tan cruciales.

Christofer observó fijamente a Bellatrix cuando ésta lo tomó con fuerza del mentón... Alexia siseó amenazante al sentir a su adorado amo en peligro, pero el joven miró de reojo a la serpiente y le dirigió una mirada de tranquilidad como que no se preocupara y que ni se le ocurriera atacar a su tía... Solo luego de esa mirada, el reptil pareció calmarse y ahora reposó su cabeza mansamente en el hombro del chico. Comprendía la repentina desconfianza de Bellatrix, aunque en cierta manera se sentía indignado por ella... El... El nunca había tenido miedo, nunca había retrocedido ante nada, y si ahora se encontraba "extraño" era por causas que nada tenía que ver con el Señor Tenebroso... Apostaría toda la fortuna Malfoy a que la mujer frente a él pensaba que su lealtad a Lord Voldemort estaba flaqueando, cuando en realidad sucedía todo lo contrario... Su lealtad y devoción a la causa seguían intactas... Eran sus sentimientos y su ser lo que estaba destrozado... A pesar de todas las amenazas y de lo intimidante que pudiese resultar Bellatrix, en ese momento lo menos que sus ojos reflejaban era miedo. Simplemente no reflejaba nada... Sus otrora vivaces ojos grises estaban tan apagados y opacos como si estuvieran hechos de una plata que no han pulido en un buen tiempo... Es más se revolvió desafiante y, con fuerza tomó las manos de Bellatrix para apartarlas de su mentón y liberarse... Era innegable que el chico parecía haber heredado buena parte del temperamento de los Black que se remontaba a su abuela Narcissa y a la misma mujer que tenía frente a él, ya que sus ojos aunque apagados, eran desafiantes. Gélidamente le dijo:
- No tienes nada que temer... No voy a traicionar al Señor Tenebroso si eso te estás preguntando... Ni tampoco me arrepentí de llevar a cabo la misión que me encomendó... Es más... ¿quieres que te diga la maldita verdad?- dijo estas últimas palabras en un tono algo elevado, aunque no era precisamente como una muestra de irrespetuosidad para con Bellatrix, sino como prueba de su propia frustración y alerta de que estaba llegando al punto límite de cosas que podía guardar su ser como para ahora tener que lidiar con la desconfianza de su tía: - ¡Hubiera deseado que me enviase solo! ¡Ella no tenía porqué ofrecerse! - bufó con fuerza e intentó inhalar hondo para serenarse... Tenía que tranquilizarse y bajar un poco los humos... Él siempre había sido el más racional de los cuatro... y no tenía que dejar llevarse por los sentimientos, era una debilidad... Aunque ¿cómo no dejarse llevar cuando sentía que su vida estaba siendo destrozada de a poco por los últimos eventos? Exhaló hondo, se sentó en la cama otra vez y murmuró, más para sí que para ella:
- Desearía poder extirparme estos sentimientos... No sentir nada... Absolutamente nada más allá de la lealtad a los Mortífagos, y las ansias de poder...

Bellatrix observó fijamente a su sobrino-nieto y cuando él la retó, por así decirlo, mostrando que por sus venas corría sangre Black, esbozó una sonrisa altanera y levantando el mentón esperó a que le dieran una contestación. Aunque fue satisfactorio escuchar y comprobar que su Malfoy favorito no la pensaba traicionar, la idea de que el joven estuviera tan alterado por simples y corrientes problemas amorosos la hizo enfurecer un poco. Era obvio que no solo corría sangre Black y Malfoy por las venas de Christofer, el sentimentalismo Greengrass parecía hacer lo suyo en él... Daphne y Astoria, dos malditas brujas sentimentales, esas que eran más exageradas que su hermana con respecto al amor, se notaba que tenían cierto parentesco; pero esperaba que su sangre, la de los Black, fuera más fuerte dentro del chico o por lo menos era algo que le gustaba pensar y la principal razón por la que Chris era su favorito.

Hizo un gesto de desaprobación ante las palabras de Christofer, no tenía que ser muy lista para leer entre lineas que esos sentimientos a los que su sobrino se refería, esos que quería sacar, eran de "amor" y mencionando eso de que "ella no tenía que ofrecerse" era más que claro por quien sentía cosas. No podía creer que su sobrino nieto cayera igual ante una chica Parkinson, ¿pero que carajo tenían esas mujeres que engatusaban siempre a un Malfoy?

Chasqueó la lengua, entornó los ojos y respondió:

—La orden ya está dada Christofer y si valoras la vida de tu amiguita, más vale que lo hagan bien y no desobedezcan o los dos terminara muy mal... —dijo con calma, aunque un deje de amenaza se coló en sus palabras, advirtiendo que si por alguna razón la misión se hecha a perder por culpa de esos sentimientos, la chica Parkinson la pagara el doble que él; pues la mujer no está dispuesta a que los planes de su señor se arruinen por niñadas.

Observó a la serpiente que parecía que quisiera morderla directamente a la yugula y le dedicó una mirada amenazadora y gélida al animal, para luego vuelve a fijar sus ojos en el joven rubio quien pese a todo mantenía el porte. No puedo evitar que una ligera e imperceptible sonrisa de satisfacción se colara en su rostro; no por nada ese chico es su orgullo pese a todo.

—Chris, querido —empezó a hablar con tono más suave y aterciopelado, que muy lejos de causar paz, inspiraba miedo—: no permitas que los sentimientos te consuman, no dejes que te alejen de tus objetivos, entierra esos sentimientos, entiérrala a ella —sentenció y aunque pareciera que lo dijera en metáfora, cualquiera que conociera a esa mujer, sabría que ese "entiérrala" sugiera une medida más extrema.

Mientras escuchaba a su tía, el chico extendió el brazo en el cual tenía enroscada a la serpiente, que se desenroscó y cayó sobre el lecho, arrastrándose a su lado y enroscándose en sí misma... Anton parecía algo nervioso por la cercanía del reptil y optó por bajarse de la cama y ponerse debajo de ella.
"Entiérrala a ella..." esas palabras lo hicieron sentir enfermo por unos momentos... Pero luego recordó con quien estaba hablando y le resultaron de lo más normales dado que conocía sumamente bien a su interlocutora.
- Gracias por la sugerencia...- dijo con un ápice de frialdad - Pero, de momento, prefiero buscar una solución donde no sea necesario enterrar a nadie.
Sabía que Fryda entendía sumamente bien que era vital para ambos no fallar en el encargo asignado. Si en algo tenía razón Bellatrix era en que las cosas se complicarían y mucho para ambos si fallaban... Pero Christofer siempre trataba de ser profesional... Sabía que no tenía que involucrar a los sentimientos cuando tuviese que hacer algo muy crucial, y también sabía que Fryda era lo suficientemente capaz como para también lograr eso... Tenía plena confianza en que la castaña tampoco involucraría los sentimientos en la misión y se comportaría de la manera más profesional y calculadora posible... Aunque bueno, Christofer hubiese preferido que ella nunca se hubiese ofrecido... Pero lo había hecho y la mujer frente a él tenía razón... Las órdenes estaban dadas y ya no había manera de echarse atrás, por nada del mundo... No valía la pena llorar sobre la leche derramada.
Pero... ¡ojalá fuese su preocupación por el bienestar de Fryda durante la misión lo que lo tenía más alterado! No, eso no era todo, de hecho tal vez era el menor de sus problemas sentimentales en ese momento... El mayor era, obviamente, el que había tenido desde que descubrió lo que sentía por Parkinson... La división perfecta de su corazón entre Parkinson y Scamander... Los sentimientos que lo abrumaban... Pero eso ya era algo demasiado elevado para hablarlo con su tía si, después de todo, había sugerido que "enterrase" a Fryda por un tea de preocupación por su bienestar, no se quería imaginar lo que sugeriría... Quiza sugería que las enterrase a las dos y luego a sí mismo por patético... Chris no pudo evitar soltar una risita amarga.
Se escucharon unos pasos por el corredor que pasaba por la puerta de la habitación y la misma se abrió... Allí alta, vestida con una elegante túnica verde oscuro, con el cabello rubio con algunas hebras grises donde antes había cabello negro y el rostro surcado por algunas arrugas de edad se encontraba la hermana de Bellatrix y abuela del joven sentado en el lecho: Narcissa Malfoy. Aunque contaba cerca de 75 años o quizá un poco menos, la mujer parecía tan vital y activa como siempre y el paso de la edad apenas parecía notarse.
- ¿Qué fue ese escándalo? - preguntó observando a su nieto... Christofer se maldijo... Sin duda había elevado demasiado la voz sin querer y el lío se había escuchado por toda la mansión... Agradecía que sus padres no estuviesen al igual que sus hermanos y su abuelo Lucius. Los únicos presentes en la mansión eran ellos tres. Astoria y Draco habían ido al callejón Diagon de compras con Lyra hace muy escasos minutos, los había visto desaparecerse en el jardín cuando se asomó a la ventana, Maddeleine había ido a dar unas vueltas por el barrio y Lucius se había llevado a Scorpius de caza en la mañana temprano.
- Nada abuela... Descuida ¿quieres?- suspiró sin poder evitar una mueca amarga en su rostro y Narcissa frunció el entrecejo con preocupación, mirando de paso gélidamente a su hermana, tal vez creyéndola en parte responsable de la amargura de su nieto.
Se acercó y se sentó a su lado en el lecho observándolo y acariciándole con cariño la espalda, mirándolo a los ojos le dijo, con una nota de preocupación en la voz:
- Vamos, Chris... Dime... Sabes que puedes confiar en mí...
Pero el chico se quedó callado, no le gustaba que lo consintieran en exceso y sin habérselo ganado, así como tampoco le gustaba hablar tan abiertamente de sus problemas aunque fuese un familiar tan cercano como su abuela y ella lo sabía, de tal manera que levantó la vista observando a Bellatrix con interrogación, y sin dejar de lado su preocupación por el estado de su nieto.

Madame Lestrange observó como su sobrino ponía a la serpiente de regreso en la jaula de cristal y como esta se acurrucaba ya de forma pasiva. Sus ojos regresaron a su sobrino y al escuchar la respuesta "pacifista" de Christofer se limitó a encogerse de hombros, ya se esperaba algo así, no cualquiera era capaz de poner soluciones definitivas como lo hacía por ella; por eso nadie le llegaba a los talones. Le regaló a su sobrino una mirada altanera y luego asistió con la cabeza ligeramente.

—Espero que en dado caso, sepas llevar a cabo la misión sin importar lo que pase o deje de pasar... recuerda que es algo muy importante para nuestro Señor —habló pausada y con calma, aunque luego añadió con cierta malicia—: De lo contrario, mi niño, tu tía se hará cargo de tus problemas —declaró y si bien aquello hubiera sido de lo más natural y "cariñoso" viniendo de cualquier otra persona, esas palabras saliendo de la boca de Bellatrix tomaban un significado que no era bueno para nadie.

La mujer espera una respuesta, pero al parecer alguien se acerca y con un gesto despectivo mira la puerta, notando como su querida hermana hace acto de presencia. Narcissa luce bella a pesar de los años, aunque nadie que las viera en ese momento diría que la rubia esposa de Lucius Malfoy es la hermana menor de Bellatrix.

Espera en silencio, mirando a su hermana con algo de reproche por haber interrumpido la conversación que mantenía con su sobrino-nieto. Según parece ambos estaban hablando en voz demasiada alta como para que la mujer los escuchara y acudiera preocupada. Después de que Bellatrix matara a Sirius y a Nymphadora, su hermana parecía temer que en algún momento se metiera con alguien de su familia al considerarlos traidores; no por nada siempre estaba al pendiente de cuando la mujer hablaba con Draco....

—Nada, Cissy, nada —contestó desdeñosa ante la pregunta de su hermana, quien le dedicó una mirada de suma desconfianza—. Christofer y yo solo hablábamos de tía-abuela a sobrino-nieto —añadió convincente.

Bellatrix hizo una mueca de molestia y asco cuando Narcissa como siempre hacía su papel de abuela amorosa y comprensiva. Lo que Chris necesitaba era que le dieran soluciones, no que "profundizaran" en sus sentimientos como seguramente propondría la mujer ya mayor.

—Pasa que tu nieto se enamoró —contestó la Mortífaga en vista de que el joven Malfoy no parecía querer responder a lo que le decía su abuela; pero siendo que para Bellatrix la situación más que "delicada" le resultaba desesperante, quería ponerle una buena solución de una buena vez; si era posible, antes de que partieran a la misión que les había encargado el señor tenebroso. No dudaba que a lo mejor su sobrino tuviera más carácter que Lucius y Draco para conllevar de forma profesional el encargo, pero no podía asegurar lo mismo de esa mocosa, y algo le decía que Chris no estaba solo "enamorado" de ella sin ser correspondido de alguna manera.

—¿Eso es verdad, cariño? —preguntó la mujer rubia, con una tenue sonrisa—: Eso no tiene nada de malo, es de lo más normal que te enamores de tu novia... —comentó la mujer, intentando hacer algo de memoria y recordar el nombre de la novia de su nieto.— ¿Scamander, cierto? —dijo, acentuando su sonrisa con ternura al ignorar que no era ella a la que Bellatrix se refería.

La pelinegra que observaba todo, manteniéndose algo indiferente, no suprimió una cruel carcajada, sobre todo ante la expresión de Christofer y siendo que al parecer él no planeaba dar esa información a su abuela, Bellatrix se tomó la libertad de contestar nuevamente por él.

—No, Cissy, el problema es que Chris cayó en las garras de la cría de Parkinson —respondió con desdén; notando como su hermana se sorprendía y volteaba enseguida a mirar a su nieto.

—¿Chris? —preguntó, buscando que el chico confirmara la información.

Christofer escuchaba lo que decía su tía abuela... Si había algo que le molestaba ea que respondiesen en su nombre... Como si no tuviese lengua para hablar él solo... Aunque no le podía echar toda la culpa a Bellatrix... Si su abuela no se hubiese puesto tan... insistente con el asunto de que le sucedía todo volvería a la normalidad...
¿Cómo rayos sabía su abuela que él estaba de novio con Lyss? Maddeleine maldita chismosa... Iba a matarla la próxima vez que la viera... Pero las cosas se pusieron peor al ver de Chris cuando su tía abuela le dijo a Narcissa que "había caído en las garras de la cría de Parkinson". El chico fulminó a la mujer con la mirada y cuando su abuela le preguntó si eso era cierto para corroborar la información, el joven se limitó a decir:
- Sí... así es... Estoy enamorado de Fryda. Tanto como de mi novia Lyssander, Scamander como bien has dicho... Creo que mataré a Maddeleine si fue la que te lo dijo...- bufó con cierta indignación.
- Oh, vamos, Chris... Tranquilo ¿quieres?- le dijo Narcissa sonriéndole amable y cariñosamente... Sin embargo no podía evitar sentir cierta preocupación por la situación de su nieto... Si era cierto todo esto, como parecía que lo era por las mismas palabras de Christofer... Podía llegar a ser un caso algo grave... Y aquí no había purismo de sangre que valiera, porque sabía que tanto la familia Scamander como la Parkinson venían de generaciones y generaciones de magos de sangre pura por lo que incluso ese argumento para convencer a Chris que aclarase sus dudas quedaba descartado.
- No puedo estar tranquilo...- dijo con cierta frialdad, pero pese a esto, Narcissa se le acercó un poco y lo abrazó con cariño y calidez... Era... reconfortante, tenía que admitirlo... Por un momento pensó en desahogarse, pero no podía por dos razones: número 1) le costaba enormemente expresar sus sentimientos con claridad en cualquier ámbito y, número 2) no iba a mostrarse débil ni sentimental ante Bellatrix.
- Si las quieres a ambas...- dijo mirándolo a los ojos - Mejor ve las cualidades de cada una ¿si? Sus virtudes, sus defectos... Todo lo bueno y todo lo malo... Trata de ser objetivo, corazón... Tal vez eso te ayude a tomar una determinación...
Y mala idea no era, pensaba Christofer... Pero eso ya lo había hecho, lo había meditado por varias horas, intentando reunir defectos y virtudes de Fryda y de Lyss y ni así había llegado a una decisión final... Era tan frustrante...
- Pero por favor... Tranquilízate ¿sí? Me preocupa mucho que estés así... Sin olvidar que sabemos que en unos días tendrás una misión muy importante que cumplir...- abrazó protectoramente a Christofer de vuelta y mirando a su hermana comentó: - No lo entendí en su momento y creo que jamás entenderé como es que... lord Voldemort - dijo su nombre ya que, por lo menos ella, desde la Batalla de Hogwarts se negaba a seguir llamándolo por su epíteto de Señor Tenebroso: - arriesga la vida de un simple par de adolescentes... ¡Tienen solo 17 años!
Lo había discutido con Lucius luego de que él volviera de la primera reunión... Su marido tenía confianza en que Christofer y Fryda cumplirían el encargo asignado, pero Narcissa veía como una locura exponer a dos chicos tan jóvenes a los efectos de un millar de dementores y tomaría cartas en el asunto si arriesgaban la vida de uno de sus nietos todavía más... Le parecía inconcebible, como le pareció igualmente inconcebible cuando Draco fue ordenado Mortífago y encargado con la tarea de matar a Albus Dumbledore...
Christofer logró despegarse del abrazo, por más reconfortante que le pareciera... No podía permitir mostrarse de esa manera frente a Bellatrix:
- Tú lo has dicho, 17 años... Soy mayor de edad...
- Por Merlín, Christofer, ni siquiera has terminado Hogwarts...

La mujer observó todo en silencio, apenas haciendo algunas muecas según las palabras de cada cual e ignorando olímpicamente la mirada reprochante de su sobrino. Lucía calmada, la verdad pensaba dejar todo en manos de Narcissa, pues al final de cuentas, le gustara o no, Christofer no era un descorazonado del todo y su hermana era por mucho, más sentimental que ella y quizás podría ayudarle a solucionar su mal de amores.

Sin embargo, cuando la rubia Malfoy habló haciendo alucinó al Señor Tenebroso, su expresión se descompuso un poco y con poco tacto, intervino en la charla entre abuela y nieto.

—Por favor, Cissy, no empieces con eso —dijo irritada ante la situación—. Me enferma recordar como estabas con Draco, incluso hiciste ese juramento inquebrantable con el traidor de Snape —bramó, dejando ver se coraje, aunque manteniendo la compostura, pues hasta cierto punto esas dos personas que ahí estaban eran de las pocas a las que cuidaba, muy a su manera—. Entiende que la edad es lo de menos, ellos ya están conscientes de sus decisiones —declaró con firmeza y mirando a su sobrino-nieto para que reafirmara sus palabras.

—Son demasiado jóvenes para saber en lo que se están metiendo —defendió Narcissa, abrazando a su nieto de forma sobre-protectora, bien recordaba el sufrimiento y martirio que había vivido con Draco cuando le habían asignado la misión de matar a Dumbledore. Su hermana mayor rodó los ojos con fastidio y haciendo un gesto desdeñoso con la mano, volvió a hablar, restandole importancia a la preocupación de la mujer.

—Christofer estará perfectamente bien en la misión, de eso estoy segura —recalcó Belaltrix—. Claro está, siempre que no se olvide de cuales son sus prioridades... y sabes muy bien a que me refiera, Narcissa —comentó con un deje de reproche en sus palabras y era más que claro para la mujer rubia a que se refería su hermana; al parecer jamás le perdonaría que engañara a Voldemort para ir por su hijo a Hogwarts.

—Cariño —dijo Narcissa, intentando ignorar a su hermana—. Has lo correcto, sin importar nada más en el mundo, has que sientas aquí —remarcó, señalando el pecho del chico, más precisamente el corazón—. Aquí es donde verdaderamente está la magia... —quiso argumentar, pero la cruel voz de su hermana intervino con molestia.

—Deja, eso ya, Cissy; me enferma —gruñó Bellatrix, para luego mirar a su sobrino-nieto con intensidad como queriendo leer su mente y ver de que lado estaba, si del emocional o racional, pero siendo que no podía hacerlo sin magia y que tampoco atacaría de esa forma a Christofer, se limitó a decir—: Escúchame bien, Christofer, por que sé de lo que hablo... el amor, por más que dicen, no sirve para nada, solo entorpece a la gente, nubla la perspectiva y termina por arruinar todo... ¿quieres un consejo, Christofer? Olvídate de las dos y dedícate a lo que realmente vale la pena —sentenció con aires de grandeza, importándole muy poco la indignación de su hermana ante sus palabras.

—¡Semejante tontería! —exclamó Narcissa, frunciendo el entrecejo y dejando ver que en el fondo tenía algo de carácter y no era toda dulzura como solía mostrarse—. El amor es las magia más potente que hay, si lo sabrá el mismo Voldemort —comentó sin miedo a represarías—. Y Chris —llamó—, bajo ninguna circunstancia creas lo contrario, aunque te sientas dividido en dos por tus sentimientos, dale tiempo al tiempo, estoy segura de que tanto en tu cabeza como en tu corazón se aclararán las cosas y recuerda que sin importar la decisión que tomes siempre te vamos a amar —finalizó, mirándolo con ternura y besando su frente de forma maternal.

Bellatrix solo hizo una mueca de asco ante las palabras y ante la acción, por lo que terminó desviando la vista hacia la serpiente que parecía haber notado el alboroto y observaba todo con sus brillantes ojos.

A veces se preguntaba como era que dos personas tan distintas como Narcissa y Bellatrix podían ser hermanas... Las dos creían en la pureza de sangre y podían comportarse de una forma sumamente soberbia y altanera para con los que estuviesen fuera de su círculo íntimo... Pero Narcissa si se preocupaba por las personas que conformaban el suyo y en verdad amaba a su familia, su tía abuela aunque sabía que lo declaraba como su favorito de entre sus sobrinos, era mucho más... inflexible. Lo mismo, su abuela había caído en la cuenta del verdadero poder que esgrimía la magia del amor luego de la batalla de Hogwarts, cosa en la que Bellatrix parecía no haber caído en cuenta, todavía... El chico observó a ambas mujeres por un instante... Ambos conejos eran igualmente buenos, una le decía que su corazón tenía la prioridad y manejaría la cuestión del amor de la mejor manera, la otra sugería que se olvidase de él y de ambas chicas que lo provocaban. Pero ninguna de las alternativas era para nada fácil... Suspiró, tenía que mantener su mente despejada cuando cumpliese con el encargo de lord Voldemort.
- Ya sabré que hacer...- dijo mientras observaba a las mujeres, para luego observar a su tía y, con su altanería y su arrogancia habituales decirle: - Mis sentimientos no van a interferir... Te lo garantizo, de tal manera que no es necesario que emitas o profieras amenazas sobre lo que pasara si no cumplo, porque todo saldrá perfecto y si me equivoco voy a asumir la responsabilidad de mis actos y no huiré de ella como un cobarde.
Narcissa observó a su nieto aún con preocupación... La anciana sabía que el joven era un chico más que capaz... Pero aún lo seguía viendo casi como un niño... Ni siquiera se había graduado y su vida ya corría un gran peligro... Y a veces creía que a pesar de la confianza en si mismo que se tenía, podía seguir cometiendo errores algo infantiles... Ese orgullo, esa arrogancia eran muy buenos... Pero no en casos como este.... Muy por el contrario, en estas ocasiones no era sabio ser tan arrogante.
- Por favor Chris... Sé que tienes que hacerlo pero...
El muchacho dijo:
- Pero nada abuela...- dicho esto se incorporó de la cama marchando a la jaula de la serpiente otra vez: - Cumpliré la misión que el Señor Tenebroso me ha asignado y todo estará normal...- dijo mientras acariciaba el vidrio del techo del recipiente observando al animal a los ojos: - Todo estará bien... No tienes que preocuparte por mí...
Narcissa notaba como se le hacía un nudo en la garganta por la preocupación por su nieto, pero optó por suspirar, siempre había sido un chico difícil y sabía que, en cierta manera era mejor dejarlo tranquilo en situaciones como esta, aunque eso personalmente a ella no le gustara ni un ápice.

La Mortífaga se mantuvo expectante; observando a Christofer y Narcissa con altanería, como si ella no fuera parta de la escena que se desarrollaba en esa habitación. Hasta que su sobrino nieto no dijo que él asumiría las consecuencias de sus actos, fue cuando una sonrisa algo torcida se formó en su rostro, aunque en ese mismo instante otra duda asaltó su retorcida mente; haciéndola nuevamente desconfiar, pero antes de que hablar, su hermana se adelantó y Chris volvió a hablar, asegurando que todo estaba bien y que no debía de preocuparse...

Bellatrix, realmente dudaba que las cosas estuvieran "bien" y que no hubiera razones para preocuparse; sin embargo Narcissa quería creer lo contrario y reafirmar su posición.

—Siempre nos preocuparemos por ti, cariño, porque te queremos —dijo la mujer rubia, hablando por las dos, pues de cierta forma sabía que Christofer era de las pocas personas por las cuales Bellatrix se preocupaba; aunque lo hiciera de manera muy peculiar.

—Ya deja, Cissy, que Chris está lo suficientemente grande para cuidarse solo y no tenemos de que preocuparnos — sentenció la mujer, mirando fijamente al joven, como si siguiera buscando algún rastro que indicara lo contrario a sus palabras. Bella podía querer mucho a su sobrino, pero cuando la gente comenzaba a mostrar sentimientos ella desconfiaba, pues sabía que las emociones y todos esos sentimentalismos solo debilitaban y entorpecían a los magos.

¿Que haría Chris si durante la misión la cría de Parkinson se veía en peligro? ¿Que tanto arriesgaría la misión por esa mocosa que no valía la pena? Confiaba en que su sobrino-nieto sería profesional en todos los aspectos, pero si tenía sentimientos por esa mocosa existía una gran posibilidad de que prefiriera el bien estar de la chica en lugar de llevar a acabo la misión; no mal es lo que había hecho su hermana años atrás, traicionar al Señor Tenebroso para salvar a su hijo, que al final de cuentas no había sido muy valiente. Quizás ahora fuera una situación diferente, pero la amenaza latente de que las cosas se repitieran; más aún con la influencia de Astoria que era una sentimentalista como Narcissa... No, había que ponerle fin a eso antes de que realmente las cosas se pusieran mal.

—Christofer —llamó la mujer de frondosa cabellera azabache, que para es entonces ya tenía su varita en la mano y jugaba con ella entre sus dedos—. ¿Que harías si Parkinson fallara y el Señor Tenebroso la quisiera matar? —preguntó directamente ignorando la cara de horror de su hermana.

—¡Bellatrix! ¡Por favor! —chilló Narcissa, mirando a la mujer, pues se daba una idea de que era lo que quería hacer, no por nada había casi convencido a Draco de hacer aquello años atrás...

—Deja que él hable, Cissy, quiero saber si ha sacado el mal gen de traicionar por esa estupidez llamada a amor —dijo con suavidad, se diría que hasta con un tono ligeramente burlón.

—Estás siendo muy injusta, es solo un niño —volvió a insistir la abuela del chico, abrazándole como si fuera un niño pequeño al que le quisieran robar.

—Es uno de nosotros y ya suficiente tuvimos con todos los que nos han traicionado por el supuesto amor, tú, Lucius, Snape y estoy casi segura de que Draco haría lo mismo o tal vez tu nuera que nos entregaría a los aurores con tal de que nada le pasara a su "linda familia" —declaró ahora si con clara burla, aunque la molestia se notaba en sus palabras—. Así que... ¿Qué harías Chris? —preguntó, mirando fijamente al joven Malfoy.

Christofer sintió como los nudillos se le crispaban ante la pregunta de Bellatrix... Si lo pensaba bien, era una buena pregunta. No dudaba de las habilidades de Fryda ni mucho menos, pero los inconvenientes y las eventualidades surgían... Y Christofer no... No quería ni siquiera pensar en que pasaría si Fryda fallaba en algo en esa misión, algo que la hiciese caer ante la mirada de lord Voldemort de tal manera que él desease asesinarla... Frunció el ceño... Sabía cual era la respuesta correcta para aquella pregunta, pero no le agradaba para nada decirla... Sin embargo su expresión se mostraba indescifrable... En ese momento fue cuando Chris tomó beneficio de sus emociones alteradas y el torbellino de sentimientos que lo invadía, sus ojos estaban tan muertos y su mirada era tan triste que cualquier penetración a su mente sería caótica y casi imposible. El joven miró a Alexia una vez más para luego posar su vista en su abuela que parecía seguir horrorizada por la pregunta que Narcissa le había hecho y luego posar su mirada en los ojos de Bellatrix:
- Sé lógica ¿quieres? Si Fryda falla en la misión... ¿En serio crees que alguno de los dos volveremos? Si uno falla, el otro no tendrá posibilidad de volver dada la delicadeza del asunto...- Narcissa que se encontraba abrazando al chico, abrió los ojos como platos, aparentemente todavía más asustada y sorprendida por sus palabras. - Si fallamos el Señor Tenebroso no tendrá ninguna posibilidad de matarnos a ninguno de los dos, porque de eso, o de algo peor ya se encargarán los dementores.
Pero, a pesar de su astucia en la respuesta, Christofer sabía que Bellatrix no se daría por satisfecha con esto, de modo que, apartando muy suavemente a su abuela de su lado y observándola a los ojos, volvió a mirar a su tía. Suspirando dijo con total calma:
- Tengo plena confianza en las habilidades de Fryda o "la niña Parkinson" como la llamas despectivamente. Si Fryda llega a demostrarme, fallando, que no es digna de tal confianza no moveré un solo dedo para defenderla, si el Señor Tenebroso desea hacerle daño, es porque seguramente se lo ha buscado y merecido...
Le dolía, le dolía en el fondo de su alma tener que decir tales cosas... Sobre todo porque sabía que seguramente no había nada más lejos de la verdad... Por lo menos intentaría interceder y apelar a Voldemort para ser él el castigado y no ella, pero eso no se lo diría, ni revelaría a Bellatrix por ningún medio ni en un millón de años... Narcissa escrutaba la mirada del chico como queriendo también, verificar la sinceridad de sus palabras y al no encontrar nada que indicase que sus palabras no eran sinceras, miró a su hermana con cierto desagrado para decirle:
- ¿Esto querías Bella? ¿Querías que una persona de nuestra familia se vuelva así, que no tenga ningún remordimiento por sus seres queridos? - volvió a mirar a su nieto con ese rictus de amargura, como si fuera a punto de quebrarse, por verlo perdido - Me has decepcionado profundamente, Christofer Malfoy...
Dicho esto, y tratando de no perder la compostura, Narcissa salió de la habitación de manera elegante y orgullosa como de costumbre, cerrando la puerta tras si y se alejó por el corredor.
- ¿Ya te resolví todas tus dudas?- preguntó Christofer a su tía abuela con cierto toque de ironía mientras seguía observando a la serpiente en su jaula.

La mortífaga escuchó atenta las palabras de su sobrino, aunque arrugó ligeramente el ceño cuando él le pidió que fuera lógica. De haber sido otra persona no hubiera dudo en cruciarlo al hablarle con aquella insolencia; sin embargo y por ser Chris, lo dejó pasar y siguió escuchando las "lógicas" palabras del chico. Realmente eran las palabras que esperaba escuchar, aunque en un principio dudaba si solo lo decía por eso o porque de verdad lo sintiera así, pero terminó por convencerse de que era verdad al notar que no dudaba ni titubeaba y cuando Narcissa se indignó ante dichas palabras, acusándola de volver un descorazonada al chico.

—Así es como debe de ser —declaró la mujer con firmeza, levantando ligeramente el mentón orgullo y altanería. Se sentía satisfecha con la respuesta de su sobrino nieto y la seguridad con la que lo había dicho; no cabía dudas de que Christofer era madera de otra varita, no era ni por cercas como eran sus padres, él era más parecido a ella y por eso era su orgullo pese a todo.

Observó sin pizca de remordimiento como su hermana salía de la habitación, siempre tan sentimental. Sentimientos aquí y sentimientos acá, ¿que acaso no entendía que los sentimientos solo eran muestras de debilidad? Ella nunca metería las manos al fuego por nadie, incluso los pocos castigos a su persona los aceptaba gustosa y honrada pues sabía que si su señor lo hacía era por algo.

La voz del joven rubio llamó de nuevo su atención, haciendo que su mirada oscura se fijara de nuevo en él y no en el la puerta que Narcissa acababa de cerrar detrás de ella.

—En parte, aun tengo unas preguntas más —respondió Bellatrix, esbozando una ligera sonrisa sadica para hacer una última pregunta respecto al tema, o al menos al tema enfocado desde su punto de vista, pues no estaba en sus planes hacerla de "corazón de bruja" para que Christofer resolviera sus líos amorosos, le bastaba con tener claro que dichos líos no interferiría con sus deberes como joven mortífago—. ¿La dejarías atrás? ¿Si en la misión algo pasara, la terminarías aun cuando ella pereciera o seguirías adelante para cumplir las ordenes del señor tenebroso? Piensa que es un verdadero peligro ir a donde irán y si por el bien de la misión tienes que escapar sin mirar atrás, ¿lo harás?... Me has dicho que si algo saliera mal los dos se verían afectados, pero siempre puedes seguir adelante y hacer sacrificios —dijo con frialdad, hablando por seguridad pues aquello era algo que había hecho muchas veces, el instinto de supervivencia era lo principal en ella, pues solo viva podía servir a su señor; y ahora solo quería estar cien porciento segura de que su sobrino haría lo correcto.

Por la mente le había pasado también hacer un juramento inquebrantable para asegurar aún más la misión, pero sabía que necesitaba un tercer mago y nadie de los presentes se prestaría dicha cosa... aunque quizás para estar más segura esa noche iría a visitar a las Parkinson.

Aunque no lo quisiese demostrar, a Christofer en cierta manera le dolía que su abuela le considerase un desalmado, sobre todo cuando interiormente era todo un remolino de emociones y sentimientos, sin embargo eso, en parte era bueno, si había conseguido engañar a Narcissa, tal vez incluso Bellatrix hubiese picado el anzuelo, cosa que se probó afirmativa cuando el cariz de las preguntas de la mujer cambió. Ahora las dudas de la otra venían en base a que haría si Fryda corría peligro, si continuaría solo con la misión, o si se tuviese que dar el caso, iba a huir dejándola atrás...
¡No, no y no! De ninguna manera Christofer iba a abandonar a una de las mujeres que más amaba, a una de aquellas que reunía sus mayores sueños, anhelos y deseos... Si ella se encontraba en peligro, él compartiría el peligro... Pero no iba a dejar que nada malo le pasase sin intentar protegerla.
Pero Christofer no era idiota. Sabía que esa era exactamente la respuesta que NO tenía que darle a su tía abuela. Agradecía tener ese caos emocional y agradecía saber algo de Oclumancia, de esta manera su expresión siguió imperturbable, como si fuera la piedra más dura e inexpresiva de todas... Si jugaba bien sus cartas... Tenía un comodín que podía darle muchos puntos a favor para con su tía abuela, e incluso que podía, por lo menos deshacer momentáneamente, cualquier duda que la mujer tuviese con referencia a sus lealtades y actitudes, miró a Alexia y comenzó a hablar en ese dialecto con el que conversaba con el reptil:
- Lo primero es la misión y la voluntad del Señor Tenebroso... Nada más importa.
Levantó la vista para mirar a su tía abuela y arquear una ceja mientras la observaba a los ojos, le dijo, esta vez en lengua común:
- ¿Sabes lo que acabo de decir? "Lo primero es la misión y la voluntad del Señor Tenebroso... Nada más importa". Ahora si aún tienes dudas de mis lealtades, sentimientos y de mi convicción para con la tarea que me fue encomendada, te lo demostraré en los hechos.

La mujer caminó lentamente hasta estar frente a su sobrino, mirándolo desde arriba con algo de superioridad, aunque con una ligera sonrisa; esperando la respuesta adecuada. Sabía que su sobrino no la iba a decepcionar o al menos eso esperaba, pues tenía todas sus esperanzas puestas en él más que en nadie. Tenía grandes planes para Christofer apenas saliera de Hogwarts lo convertiría en su segundo al mando, le daría todos los documentos para que heredara la fortuna Lestrange y se hiciera cargo de ello, incluso pensaba que podía irse a la mansión Lestrange para que creciera más como mago y no se viera influenciado por sus padres estando en la mansión Malfoy...

Sí a Christofer le quería dar todo, lo quería poner muy alto, no por nada le había confiado uno de los pilares que mantenían con vida al Señor Tenebroso. Por eso esperaba mucho más de él, esperaba que jamás la traicionara, de lo contrario no se tocaría el corazón para matarlo personalmente; si había algo que Bellatrix no perdonaba era la traición, quizás a su hermana la había perdonado igual que a sus sobrinos solo porque les necesitaba y luego porque el Voldemort les había dado también el perdón... pero estando su Lord en el poder, si alguien se atrevía a hacer algo en su contra, sufrirían un destino peor que la muerte y eso no excluía a nadie.

Enarcó una ceja expectante de la respuesta y vaya sorpresa que se llevó al escuchar a Christofer emitir aquel sonido que conocía muy bien... ese silbido indescifrable que el mismo Voldemort emitía cada vez que hablaba con una serpiente. No pudo evitar retroceder unos pasos ante la impresión y luego mirar a donde estaba Alexia, notando como la serpiente les miraba con mucha atención. Fue cuestión de segundos lo que le tomó entender y procesar la información. Las siguientes palabras de Chris cayeron prácticamente en oídos sordos y la mujer, muy lejos de emocionarse, se puso a la defensiva, agarrando su varita con firmeza.

—¿Parcel, Christofer? ¿Hablas Parcel y jamás me lo habías dicho? —cuestionó, tomándolo del mentón con firmeza, obligandole a que la viera directamente a los ojos, intentando penetrar su mente—. ¿Qué más ocultas, Christofer? —preguntó con seriedad la mujer, examinando minuciosamente a su sobrino-nieto, y con la varita muy en alto y amenazante. Quizás la idea de que Christofer pudiera hablar parcel lo hacía algo más especial para ella, pero el hecho de que no se lo hubiera dicho de inmediato la hacía sospechar que él podía mentirle con mucha facilidad y esa idea no le agradaba en lo más mínimo.

Por Merlín... ¡Qué mujer más desconfiada! Bueno, considerando los sentimientos que Christofer tenía por Fryda y de que nunca la dejaría morir en la misión, seguramente cierta parte de esa desconfianza estaba bien fundada... Pero como detestaba que ella lo tomase del mentón de esa manera... Uso toda la fuerza de su mente para ponerla en blanco y recurrir a la Oclumancia.
"Cálmate, Chris... cálmate" pensaba... No tenía que atacar a su tía... ¿Pero la verdad? Lo estaba provocando a hacerlo... Estaba haciendo que su feroz vena Black quisiera estallar a borbotones. Y eso sucedió, aunque procuró cuidarse con la intensidad con que estallaba, empuñó su varita y pensó
"Protego"
No hizo el encantamiento escudo con toda su fuerza y su poder, sino que se mesuró... Procuró que el encantamiento se tradujera en un viento algo fuerte... Lo suficientemente fuerte como para apartar a Bellatrix un poco de su cuerpo... Viendo como ella la apuntaba, él hizo lo mismo, apuntándole mientras el orgullo Black y la altanería Malfoy se hacían presentes en su mirada.
- No vuelvas a hacer eso...- dijo en un susurro suave y frío. Luego en un tono más calmado dijo: - Eres la primera y única de la familia a la que le he confesado que hablo pársel. No se lo he dicho a nadie más de mi círculo familiar que a ti... Ni mis padres o hermanos, ni los abuelos, ni tía Daphne o tío Theodore... A nadie. ¿En serio crees que soy lo suficientemente estúpido como para revelártelo sin motivo sabiendo que actuarías así? ¡No! Escúchame... Si te lo revelé fue porque quise que vieras mi último secreto. Ya no hay más secretos para mí más que el hablar pársel y lo que he estado hablando contigo y con la abuela la última media hora sobre mis sentimientos... No hay absolutamente nada más que tenga que decirte... ¿Más feliz así? ¿Ahora comienzas a dudar de mí luego de malditos diecisiete años donde me comporté más dignamente que el estúpido de mi hermano y donde honré la pureza de sangre diez veces más que la tarada de mi hermana? ¿Quieres desconfiar? ¡Anda, desconfía! Pero no me importa lo que me hagas, puedo soportar tus Cruciatus, aunque lo dudes... Tengo más sangre Black de lo que puedes llegar a pensar.

La mujer notó la incomodidad del joven Malfoy por la forma en la que lo estaba tratando, pero no por eso se retracto, al contrario, hizo más firme su posición, llevando la punta de su varita hacia el cuello del chico; aunque en ese mismo instante sintió como una corriente de aire la alejaba de él a una distancia muy prudente. Al parecer Christofer se había protegido de ella... aquel acto hubiera desatado enseguida la furia de la mujer, de alguien más seguro ya estaría muerto yo recibiendo cruciatos a diestra y siniestra; pero por ser él lo dejó hablar, dejó que se justificara y que diera sus razones antes de hacer cualquier cosa.

Escucho sus palabras con atención, dando fe de que cada una de ellas era honesta y la verdad la satisfacía y la enorgullecía mucho. Así que ahora ella compartía un único secreto del chico; aquello era bueno, muy bueno y muy conveniente, los secretos siempre eran lazos fuertes y muestra de verdadera confianza entre las personas o al menos así lo veía ella; claro está que en la ultima década su único secreto era estar viva cuando todos la creían muerta.

—Por eso eres mi orgullo, Chritofer, te lo he dicho —aseguró apenas el chico terminó de hablar—. Eres como el hijo que nunca tuve, eres mi apuesta... confió en ti y te tengo grandes planes; por eso quiero asegurarme que a estas alturas no dejarás todo por una simple cara bonita —comentó con suavidad y cierto tono de "comprensión" que no era para nada tranquilizante. Sus ojos estaban abiertos de forma "normal" y no con los parpados caídos en gesto de aburrimiento—. No desconfió de ti —dijo con convicción—, pero me da miedo que los sentimientos te lleguen a dominar y caigas como lo hicieron tu abuelo y tu padre. Siempre he considerado que por tus venas corre tanta sangre Black como por las mías, ¿entiendes eso? ¿entiendes que si no fueras de mi confianza no te hubiese dando algo que importa tanto para mi señor? ¿o piensas que yo le daría a cualquier ese anillo que llevas en el dedo? ¿crees que por alguien más intercedería ante nuestro Lord para que confíe en ti cuando apenas te conoce? ¿o tal vez piensas que a cualquiera le daría acceso a la bóveda Lestrange? Ahí donde se guara no solo mi fortuna sino un sin fin de objetos únicos y tenebrosos... —declaró mirándole directamente a los ojo—. Confío en ti Christofer, en quien no confío en es esas chicas y en los sentimientos... yo estoy dispuesta a darte el mundo, quiero que seas mi mano derecha, que subamos como la espuma junto con nuestro señor... pero si me traicionas en algún momento Christofer, sabes que los cruciatos y la muerte no serán lo que te espere, te lo aseguro —añadió con seriedad, pero con un timbre suave y lento; como quien le canta una canción de cuna a su bebé.

Una vez que se le bajaron los humos por el incidente que había tenido con su tía abuela momentos atrás, la mujer comenzó a hablar de que era su orgullo y era una persona de su suma confianza... Enumeró todas las cosas que le había dado y hecho por él: el acceso a la bóveda Lestrange, el interceder ante el Señor Tenebroso para que tuviese algo de confianza en él a pesar de casi desconocerlo, el haberle dado aquel misterioso anillo de plata que parecía significar tanto para lord Voldemort... ¿Qué era ese anillo? A pesar de toda la confianza que Bellatrix clamaba profesarle, jamás le había revelado porque esa joya era tan sumamente importante. Levantó su mano para observar otra vez aquel aro de plata maciza, con la esmeralda con las serpientes grabadas... A pesar de que en ocasiones anteriores les había hablado en pársel, no reaccionaban a sus mandatos... Observó a su tía abuela, y continuó escuchando sus palabras... Como ella desconfiaba de Fryda y de Lyssander y de los sentimientos que él le profesaba a ambas chicas, más no desconfiaba de él en sí. A continuación oyó aquella advertencia de que si la traicionaba, lo mejor que podía pasarle iban a ser las Cruciatus y la muerte, porque podrían sucederle cosas mucho peores...
Sabía que tenía que mantener una fachada despreocupada... De hecho, él mismo no se preocupaba demasiado por su propia integridad. En realidad, las lealtades de Christofer yacían en lord Voldemort y en la mujer frente a él, eso no lo dudaba... Pero los sentimientos no. Los sentimientos estaban precisamente, con las dos personas de las que Bellatrix desconfiaba... Y en cierta manera, él también temía que sus sentimientos interfirieran, porque, si se trataba de Fryda o de Lyss, dudaba mucho que pudiera controlarlos... Pero no dejó que estas dudas internas sobre sí mismo, se revelasen, sino que su expresión permaneció tan impertérrita y calmada como siempre. Volvió a mirar el anillo y luego le dijo a su tía abuela:
- Entonces, quiero saber una cosa... ¿Porqué éste anillo es tan importante para ti y para el Señor Tenebroso? Cuando me lo diste el año pasado, simplemente me dijiste que lo cuidara con mi vida, que confiabas en él para dármelo... ¿Qué contiene? ¿Porqué es de tanta importancia?

Bellatrix escuchó las palabras de su sobrino, el como ahora él volteaba un poco las cosas, cambiando drasticamente los papeles de quien debía de desconfiar de él. Sonrió orgullosa ante tal muestra de astucia, pero siendo ella la mayor y la más Black de entre los dos, no se dejó intimidar ni un segundo, mucho menos chantajear por algo así. Todo lo contrario, se sentó en el marco de la ventana, de forma despreocupada y echando una mirada hacia afuera; viendo claramente como es que Draco, Astoria y Lyra regresaban a casa...

Entonces volteó a ver a su sobrino-nieto para sonreírle con benevolencia antes de comenzar a hablar, con tono suave no fuera que los recién llegados llegase a escuchar así como lo había hecho Narcissa.

—¿Recuerdas las historias Chris? Las que te contaba cuando eras más pequeño —comentó, desconsertando algo al muchacho pues su respuesta parecía muy fuera de lugar y su expresión lejos de lucir sería como sería en cualquier otra persona que tratara un tema importante, la mortífaga parecía que estuviese frente aun montón de lindos conejitos felpudos que le produjeran ternura, aunque una pizca de locura se traslucía en su mirada; de ser conejitos posiblemente en cualquier momento los mataba—. Las historias del Señor Tenebroso, Christofer —remarcó—; esas de como él logró sobrevivir y burlar a la muerte, usando Horrocruxes... —comentó y notó como su sobrino miraba el anillo como si ahora entendiera todo y no pudo evitar soltar una risa irónica para luego negar con la cabeza—. No, no, mi querido sobrino, ese anillo no es un Horrocrux, aunque cumple una función muy similar —rectificó la mujer, dejando en claro que no revelaría tan fácil aquel secreto—. Pero si regresas victorioso de la misión, te explicaré con lujo de detalle y si gustas hasta te enseñaré la magia que usamos para revivir al Señor Tenebroso esta vez —puso como condición, tan tranquila como solo ella podía estar, inspirando todo menos esa tranquilidad... además de que jugaba con su cabello, enredando la punta de la varita en los gruesos mechones de oscuro cabello desordenado.

Era como una niña haciendo un trato, ofreciendo portarse bien a cambio de dulces. Era extraño de hecho como se comportaba de esa manera, siendo una mujer verdaderamente falta... y lo más extraño de todo es que ese comportamiento tonto y aniñado era el más peligroso de la mujer, era ese donde la locura se reflejaba en sus orbes negras.

La respuesta que Bellatrix le dio y el modo en que lo hizo, lejos de tranquilizarlo, acrecentó un poco más sus dudas con lo referente al anillo y su nerviosismo... Cuando mencionó lo de los Horrocruxes, lo primero que pensó fue que la joya era uno, tal vez uno que Potter y compañía habían olvidado destruir. Pero cuando la mujer le aseveró que ese anillo no era un Horrocrux, el joven se sintió ligeramente más tranquilo... Andar blandiendo un trozo del alma de lord Voldemort por ahí no era una idea que le causase demasiada ilusión la verdad...
La curiosidad que sentía con respecto al anillo era enorme, sabría que con su tía abuela, insistir no valdría para nada la pena, hasta podría ser un poco peligroso... Lo único que le quedaba para resolver sus dudas y saciar su curiosidad era tener éxito en la misión, aunque eso era algo que se propuso tener aún sin haberle preguntado nada sobre el anillo... Se tenía la suficiente confianza como para saber que tendría éxito... Y esperaba que al volver de ella Bellatrix cumpliese su parte del trato. Aparte de la curiosidad que le causaba saber que conocimiento oculto y prohibido habían usado para traer a lord Voldemort de entre los muertos, pensaba que quizá le resultase útil para comprender mejor aquel anillo que llevaba en el anular derecho.
- Muy bien, tía... Yo cumpliré mi parte del trato y tendré éxito en la misión... Saldremos victoriosos, te lo aseguro...- dijo con convicción mientras la observaba - Los dementores volverán a las filas de lord Voldemort aunque tengamos que deshacernos de su líder...

Madame Lestrange notó la curiosidad asomándose en los gestos del muchacho. Entendía que Christofer tuviera curiosidad, cualquiera en su lugar lo tendría, aunque como bien había dejado claro no era algo que le fuera a resultar fácil de conseguir, siempre era algo a cambio de otra cosa.

Le gustaba la seguridad con la que el joven rubio daba por hecho que la misión ya estaba cumplida. De verdad que esperaba que todo fuera así y que esos sentimientos que su sobrino-nieto sentía por su compañera no fueran a afectar en el resultado de la misión, sería una lastima y una gran decepción que Christofer se viera consumido por el amor a una mujer y no por la devoción a la causa del Lord Oscuro.

—Espero que así sea Christofer —respondió con tranquilidad, bajando del marco de la ventana y estirándose un poco, cual felino que despierta de una larga siesta. Su semblante se volvió a relajar, más seria, con el mentón levantando y los ojos algo entrecerrados—. Recuerda que es algo muy importante y vital para nuestro señor, si triunfas serás recompensado y si fallas creo que no tengo porque repetirte todo lo que podría ocurrir —añadió con calma, arrastrando un poco las palabras con arrogancia.

La mujer dio unos cuantos pasos hacia Crhis, pero antes de estar muy cerca dedico una mirada a la serpiente quien parecía haberse puesto alerta.

—Y usa bien tus dones, Christofer, úsalos bien y demuestra que eres un mortífago con todas las de la ley —murmuró, volviendo a mirar a su sobrino-nieto y terminando de acortar la distancia entre ellos para poner suavemente sus finas manos sobre los hombros del joven que por poco era tan alto como ella o quizás más si no llevara tacones—. Enorgulleceme hijo —finalizó de forma ¿ afectuosa?, bueno, por lo menos lo más afectuosa que pudiese ser esa mujer quien deposito un casto beso sobre la frente del joven Malfoy.

El beso que Bellatrix le dio en la frente lo dejó un poco frío... Después de todo no se lo esperaba... Su tía abuela nunca se había destacado por ser una de las personas más afectuosas o cariñosas que conociese, por eso se quedó como petrificado al detectar que el beso que ella le dio en la frente era sincero y en verdad parecía emitir genuino afecto... ¿Desde cuando? A veces, Chris pensaba que su tía solo podía sentir afecto (y en enormes dosis) solo por lord Voldemort... Pero ahora, con esto... Está bien, no eran dosis enormes, eso era seguro, pero algo era algo para con él... Y en verdad no se esperaba que la mujer hiciese eso... Casi se vio tentado a preguntarle porque lo hizo, cuando recordó con claridad todas las cosas que ella le había dicho antes sobre que él era su orgullo... Probablemente tuviese que ver con eso... ¿Quién sabe lo que sentiría su tía, más allá de la ira si, por x motivo, Christofer terminaba sucumbiendo ante sus sentimientos? No quería pensarlo y de hecho, no quería sucumbir ante ellos porque, deseaba más que nada tener éxito en la misión... Cuando le pidió que la enorgulleciera, el joven esbozó una sonrisa de costado y le dijo:
- Eso haré, tía, date por segura que tendremos éxito... El Señor Tenebroso será complacido.
Dicho esto sintió como unos pasos subían por la escalera y la voz de su madre que decía:
- ¡Christofer, ven aquí, tu padre y yo te compramos algunas cosas!
El joven rodó los ojos, por suerte lo más importante que tenía que tratar con su tía abuela ya había sido hablado, y la verdad no quedaban demasiadas cosas de importancia de las que hablar, miró a Bellatrix con una mirada de disculpa por la interrupción y se dirigió a la puerta abriéndola, dejó que la mujer saliera primero y luego la cerró. En silencio, ambos se dirigieron a la sala de la mansión.

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