Árnie Vaas Moore

Bastante alto, sobrepasa la altura media, alcanzando casi el metro noventa. Brazos fuertes, al igual que sus piernas, de espalda ancha pero un torso angosto. No deja de ser estilizado, de alguna manera. Piel pálida, casi blanca en invierno. Tatuajes le adornan el cuerpo, sobretodo uno de los brazos que no deja un centímetro sin tinta. En sus dedos largos, tiene algunos tatuajes también. Le gusta el arte, bastante, y por eso empezó con los tatuajes a los quince, con permiso de su abuela.
Su cuello es largo, con la nuez bien marcada. Su cabeza, más bien alargada, con un mentón casi recto. Ojos pequeños y celestes, con cejas largas y finas, no con mucho pelo. Una nariz recta y corta, con el mismo ancho exactamente en toda la nariz. Su boca es pequeña, de labios más finos que gruesos. Lleva el cabello más corto a los lados, de un castaño oscuro, bastante lacio. Lleva pendientes en las orejas, y a veces una argolla en la nariz de acero quirúrgico.
Se viste de forma moderna, camisas, camisetas con estampados, pantalones ajustados de colores oscuros, pañuelos en el cuello o en la cabeza, etc. Puede parecer rudo, pero cuando lo conoces es un osito de peluche.
Suele marcar ritmos con los pies, usar la varita como baqueta de batería, golpear cosas no muy fuerte sólo por el ruido que hace. Le gusta silbar, y se frota las manos cuando está nervioso. Muestra demasiado lo que siente y piensa con sus expresiones, lo que puede resultar descortés.









Siempre con una sonrisa torcida en los labios. Le encanta estar rodeado de gente, ya que si anda solo se deprime. Es que, Árnie, se deprime rápido y fácil. Aún así no es de esos que se empastillan para apagar el dolor, el muchachito soporta cualquier cosa con tal de no hacerse daño. Piensa que si él mismo no se quiere, ¿Cómo va a esperar que los demás lo hagan? Se cuida, se quiere y hace lo mismo con los demás. Él siempre con las ideas bien marcadas, nunca se arrepiente de sus decisiones ya que bien sabe que no puede revertirlas, así que ¿Para qué andar preocupándose por algo si no puedes cambiarlo?
Carismático, increíblemente charlatán, de risa extremadamente fácil. Con comentarios ocurrentes y pensamientos loquísimos, la forma en la que relaciona las cosas a veces agobia a las personas, pero vamos, no es su culpa. Bastante bromista, cariñoso hasta más no poder, gran consejero y abierto a cualquiera que necesite un amigo o un abrazo. No le va muy bien en el colegio, ya que se distrae mucho, pero los hechizos se le dan bien. Para nada tranquilo, es realmente inquieto, con energía de sobra lo que le viene bien para algunas cosas, pero lo trae mil y un problemas a la hora de esperar. Agh, es realmente impaciente, demasiado. Es nervioso, le cuesta mantener la calma de a ratos, lo que le imposibilita pensar con claridad así que siempre andará intentando mantener una respiración constante y el corazón tranquilo.
Es valiente y leal, sus amigos y su familia van sobre él mismo lo que a veces le trae problemas. Ha aprendido a vivir consigo mismo, más específicamente entenderse y aguantarse, con defectos y virtudes, y la pasa bien, disfruta cada momento ya que sabe que no durará para siempre.











Árnie nació en pleno Londres, la cuidad que más ama en todo el mundo. Su madre, una chica demasiado joven para tener hijos, quedó embarazada de un joven con problemas de adicción a distintas drogas corrosivas. Como la mayoría había predicho, él la abandonó. La pobre joven, había tenido que dejar el colegio para poder cuidar a Árnie, así que no lograba conseguir trabajo por ningún lado. La familia de la chica, intentó apoyarla, pero ella no se sintió satisfecha así que decidió darlo en adopción.
Cuando la abuela de la chica, se enteró de esto, no lo soportó y decidió quedarse con el bebé. Cuidándolo como si fuera propio.
Árnie creció pensando que su verdadera mamá era su abuela, ya que era quien lo iba a buscar al colegio, quien le cocinaba y con quien vivía. Tuvo una infancia bastante feliz, dentro de lo que cabe, pero ignorando sin darse cuenta todo lo referente a sus verdaderos padres.
A eso de los doce años, cuando los niños se ponen curiosos, todos sus amigos se habían dado cuenta de la avanzada edad de la 'madre' de Árnie, y con diversos comentarios sembraron la duda en él. ¿Por qué su madre era tan anciana, mientras que los padres de sus compañeros tenían entre treinta y cuarenta años? No dudó en preguntárselo a su propia 'madre-abuela', debelando el lado oscuro de su historia.
A pesar de que mucha gente a intentando que se sienta diferente o marginado, no lo logran. Árnie, está totalmente agradecido con su abuela, y hasta el día de hoy le sigue diciendo 'mamá'. Y aunque su familia no es la convencional, él es más que feliz como está.

-''No me preocupo por lo que me falta, si no que disfruto lo que tengo''-








✖ La música ;; Los tatuajes ;; Salir con amigos ;; Los retos ;; Las bromas bien hechas ;; Reír hasta que duele ;; El sabor agridulce ;; La comida asiática ;; Las muchachas dulces y tiernas ;; Los abrazos ;; Sitios bizarros de internet ;; Los gatos
✖ Tocar la batería ;; molestar a todo el que esté cerca, pero de una forma saludable ;; Estar nervioso ;; Hacerse tatuajes ;; Postear imágenes en internet ;; Caminar, recorrer, conocer ;; Pensar.


✖ Sentir la depresión ;; Que le peguen ;; Lastimarse, de cualquier manera ;; Maltrato animal ;; Mucho chocolate ;; El frío exagerado.
✖ Lastimar a alguien ;; Fracasar en todo ;; Perder a su abuela y amigos.


✖ Vive sólo con su abuela y un gato.
✖ Le gusta todo tipo de música, lo que lo hace un baterista versátil.